Camino olvidado en bici (2022). Etapa 4
Tras un gran desayuno de peregrino, obsequio de la casa, otra bondad del camino, el bicigrino emprende rumbo dirección Boñar, pasando por la comarca de las Arrimadas.
Subimos un alto durillo de 2’5 km a la salida de Cistierna, por una preciosa carreterilla de firme regulero, pero sin tráfico, hasta Barrillos de las Arrimadas. Día espléndido de nuevo, se le va a acabar la crema solar al biciclista. Café en La Ercina y nos adentramos en las Arrimadas hasta Vegaquemada. Sin entrar en Boñar nos desviamos a la derecha y reencontramos con la CL-626 hacia la Vecilla.
Subida costosa después de la Vecilla y descendemos volando hasta Robles de la Valcueva, dónde una vecina, hablando de estos calurosos días, le suelta al bicigrino: «malo, malo para trabajar». Cara estupefacta del biciclista al no saber si era una velada crítica a la invasión turística, que lo incluía, o a que ella se dedicaba a la escultura de hielo. Tiramos para La Robla10 km, a zampar.
Me han dicho en el bar restaurante La Sogadera (La Robla) que desde La Magdalena hasta Riello hay subida y que me acordaré de ellos.
Mikudis, lugar del cuerpo del bicigrino en el que la espalda olvida su castidad, comenzó ayer tarde a tener lagunas (ignorando su pasado de rudo ciclista), y hoy ya ha comenzado su senectud. ¡Menudos gritos al auparse o bajarse del sillín!
Aún no sabemos dónde pernoctar. Vamos al día, de provisión en provisión, pero hoy no es preocupante, como ayer, al ser domingo.
Al final el bicigrino pernocta en el albergue de peregrinos de La Magdalena, el primero que halla abierto. Recién inaugurado, es un lujo de albergue. Hay que preguntar por las llaves en el Bar El Crucero
Algunos bares /restaurantes de la zona se empeñan en no evolucionar. Un peregrino no se queja pero esto es arcaico no insalubre..
Camino = Luz 